“El siempre y el nunca”
Unas memorias sólidas.
Delirante sonrisa a la vida.
Aún, a regañadientes.
Siento sucesos confusos;
importuno y fatal desenlace
de lo que no se acepta ni espera,
de lo que te despierta,
cuando no te adormece…
Comparto mis rayajos retorcidos,
buscando el estímulo que,
de mí, nada espera ni está pendiente.
Esbozo contradictorias frivolidades.
No ensayo mi obra:
Al igual que la ola que se bate,
contra o sobre las rocas;
descargando su furia y fortaleza.
Y se retuerce y convulsa a los pies
de un solitario faro longevo.
Me sé, del no existir:
del nunca o del siempre.
Me sé, de ser furia y espuma.
Impetuosa corriente marina,
que me come la pintura de los faros .
Que acaba engullendo,
hasta las pieles de los vientos.
El que pensares y veres,
ahí sigue proyectando luz
en las noches del miedo.
A pesares, veres una mar en calma,
de dolor se retuerce sonriendo,
A pesares, la veres rechinando los dientes.
La mar que rompe zapatos
de charol y de terciopelo,
ahí sigue buscando faros
de luces tenues que entorpecen
el desnudo decoro de los hechos.
creando ratitos de sátira,
vacíos de encanto y belleza.
Atrapados , castigados, rulando…,
entre el destino de una pared
con cámaras de aires viciados,
pero con cristales de milano.
Con colores, palabras de sibila
en tiempos de boludeces y destierros
Palabras como dagas.
De un ´tal vez´ nada.
De un ´quizás´ menos.
Zapatos de charol,
con plantillas de lentejuelas
que te cortan al caminar,
apagando lentamente esa luz
tras un camino sangrante.
¡Yérguete, rojo y blanco!
¡Yérguete , blanco y azul!
Nunca habrá ola que rompa
tus zapatitos de sienita.
Tampoco, ha rasgar charol.
Siempre, y por siempre, pilar.
Pilar de andesita, mi buen pilar.
Pilar de grabo, arenisca ,
juglar de los fondos marinos.
Las tenues luces de las vidas.
María Preciosa Cabral Pérez. Fotos personales.




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