Otro día se va…

«Otro día»

Y yo sin
empezar a tener ganas de cumplir la promesa que me hice a las 00:02 minutos de
un 1 de Enero, de Dios sabe que año.

Lo único
que hago antes de que el telón caiga es acordarme de mi ángel de la guarda, ese
que alguien me asignó para que me mantuviese en pie hasta, sabe Dios qué día, y
todo para acabar, Dios sabe de qué manera, en qué lugar y cómo.

Y yo sin
terminar el jersey de ganchillo que comencé hace …, no sé cuántos años. Y yo
sin tirar a la basura todo lo que me hace daño, sin poner remedio a lo que se
podría enmendar.

Y otro día
de invierno se me cruza dejando caer un copo de nieve perdido que se diluye
antes de tomar tierra; tras el paso de un gigantesco cumulo nimbo, luego de
presentarse a la brava y abarcando un cielo que, hace un minuto, era azul y
que, repentinamente se tornó tétrico y miedoso.

Y otro día
se va y,  sin que lo remedie…

Al igual
que sin remedio se quedan tantas cosas a tras sin cumplirles el gusto de
regalarles un poco de mi atención.

¿Por qué
dejamos caer tantas cosas que son posibles de acabar por otras que, de seguro,
no son cosa nuestra el rematarlas?

Llega la
noche y no queda nadie, no queda tiempo. Mi cerebro toma las riendas y parece
decir, ¿ para qué perder más tiempo contigo? ¡Eres imposible!

 

 

(María
Preciosa Cabral Pérez). Amaguen de Pinterest.