Me siento menos libre, no me causa gracia que los tapones de las botellas de plástico me estén dando en la nariz, ¡por no decir otra cosa!
Cuando abría una botella y sostenía, con la otra mano el tapón, sentía que tenía control, me han privado de esa libertad y esa sensación de mando.
Yo no pierdo los tapones. Si es por el plástico que se deja por todas partes, les pido a los diseñadores e ingenieros, que trabagen más en la educacion y que sean ellos quienes prueben el producto.
Rectifiquen esta idea de,»invento del siglo» absurda.
La mayoría de los humanos dejaban caer un tapón; ahora dejaran caer la botella entera.
Aunque para recoger esta basura ya están los voluntarios y los tontos que pagamos el impuesto de recogida de basuras, ¿ no?
¡El trabajo que nos llevamos para separar los elementos!
Aún sospechando lo que ocurre, después de que el camión de basura se va, conservamos la fe de que algo bueno…, se hará con toda esa basura pero, pero…, ¡a saber!
¿No será que… ‘ otros’, se sacaban unas perrillas reuniendo esos tapones, y no eran, ustedes?
Hoy me siento más frustrada.
Si no quieren más basura, pongan medios que los hay.
Antes del invento del plástico había vida: damas y caballeros.
No soporto cerrar ni abrir las botellas de plastico y, ¡estan por todas partes!
Los tapones no dejan de dar vueltas y más vueltas; tengo que amarrarlo y trincarlo bien abajo para que no se me derrame el líquido de cualquier refresco, leche etc. En vez de entrarme por la boca, me entra por la nariz.
Este invento no me gusta nada.
Y ati, ¿qué te parece?
María Preciosa Cabral Pérez


