No es mi existencia la que merece importancia, sino , el reconocimiento del arte que ha de quedar plasmado en la tierra.
Y ha de perdurar el arte luego del fin de nuestros huesos o cenizas.
El arte es la esencia de la pisada humana. Una pisada de gigante que en esta era esta en plena adolescencia.
«Fotografía: Auditorio Moaña»

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María Preciosa Cabral Pérez



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